Compartimos la segunda parte de la reflexión de Teresita Ceres de Arena sobre esta bebida tan querida, y las maneras de consumir yerba en los distintos países. Además, cuenta que en la «ruta de la yerba mate» se encuentran materos de distintas partes del mundo.
La yerba mate tiene su ruta, un sello propio y fama internacional.
El sello de la yerba mate garantiza una calidad vinculada con el origen geográfico y posibilita que el consumidor acceda a distinguir el producto.
La yerba mate argentina tiene sus características peculiares que permiten diferenciarla de la de Paraguay y Brasil.
Se exporta a muchos países donde se fabrican distintas bebidas. En Alemania se logró el “tereré-mate”; en Estados Unidos prefieren el “Mate power”, hecho a base del mate cocido orgánico; Corea y Japón son grandes consumidores de aguas saborizadas con yerba mate; en Asia tiene aceptación el “Latte mate secreto amagonia”.
Hay variedad de productos que se elaboran: helado de yerba mate, medialunas y chipá con yerba, licores y gin, y pastelería que en nuestro país se la combina con frutos cítricos de Misiones y Corrientes.
En la ruta de la yerba mate se encuentran infinidad de países de todos los continentes buscando en ella el “oro verde”, sustancia muy apreciada por sus poderes antioxidantes, que también se encuentra en los vinos argentinos.
Se ha dicho que la ruta de la yerba mate “es el camino que une a los pueblos”.
Todos los años se acercan delegaciones de extranjeros para visitar esas rutas buscando productos para importar y conocer el origen de los lugares donde se elaboran.
Tomando el mate nuestro de cada día, tal vez no pensamos en la importancia mundial que tiene la yerba mate; por ello digamos todos juntos “al gran mate argentino ¡Salud!”
Continuará…
Por: Teresita Ceres de Arena
Fuente: elojoenlinea