Compartimos esta reflexión del columnista Jorge Bossio,que eligió el tema de la infusión que nos vuelve tan Locos, el mate, como prenda de igualdad y unión, para su nota en Para Vivir (Radio Jornada 91.9).
«¿Boca o River? ¿Oficialismo u oposición? ¿Maradona o Messi? Los argentinos somos proclives a buscar dicotomías sobre muchos temas. El debate nos pone en actividad, nos hace sentir vivos y llenamos las mesas de café, los clubes, y cuanto asado compartimos con amigos.
Todas son discusiones que, finalmente, se tornan ridículas frente a la gran rivalidad que tienen los verdaderos argentinos y porque no los uruguayos: el mate, ¿Dulce o amargo?
Yo soy del bando de los amargos. Me da la sensación que entre más amargo, estoy tomando más mate. Ha sido un proceso largo. Al comienzo, venía con un poco de azúcar. Luego, sin azúcar, pero con cascaritas de limón para suavizar. Hoy, a pelo. Sin nada.
Lo que me gusta es hacer el rito como me enseñaron hace tantísimos años. Un rito que tiene movimientos, pausas. Es un proceso que se disfruta, es una previa como antes de abordar el pulso del amor, igual de pasional es la preparación, porque se sabe que lo que viene después, es mágico gracias a los pasos que se dieron antes.
Preparar el mate no es una tarea, no es un trabajo, no es una rutina. Aunque los movimientos aparecen como similares, cada previa del mate es distinta, porque tiene que ver con qué ánimo lo encaramos, con qué postura estamos enfrentando el día, con que magia queremos disfrutar del mate.
El mate iguala, está en la casa de los ricos y de los pobres, pasa entre las mujeres charlatanas y entre los hombre serios. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse nada en cara.
Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos. Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Sentís un orgullo enorme cuando un pedacito de tu sangre empieza a chupar mate.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: «¿Dulce o amargo?». El otro responde: “Como tomés vos».
La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!».
El mate te da la posibilidad de decir gracias, una vez al día. Te iguala, te acerca, te une. Hasta supongo que en las escuelas de diplomacia en el mundo tendría que existir el mate. Seguro que los problemas y las distancias se arreglarían de otra manera. El mate, en síntesis, sos vos y yo. Si no, escúchalo a Larralde cuando canta su tema Mate galleta.»
Fuente: Jornada OnLine
SIN DUDAR, A SEGUIR COSECHANDO Y TOMANDO MATE….RECOMENDADO PARA TODOS ::: Y EN TODA CIRCUNSTANCIA, en ARGENTINA, URUGUAY o PARAGUAY…el MATE nos llenaa…!