Una variante que sale un poco de lo tradicional es la propuesta de scones, una receta típica del “five o’clock tea” británico, pero que de tan ricos que son, podemos pedirlos prestados para nuestras criollísima “hora del mate”.
Los scones son unos panecillos individuales de forma redonda, típico de la cocina del Reino Unido y originario de Escocia. Es un alimento siempre presente en desayunos y meriendas tanto del Reino Unido como de Irlanda, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.
Los scones suelen ser dulces y contienen a menudo pasas de uva, arándanos, queso o dátiles. Existen también versiones saladas en el Úlster y en Escocia como los soda scones y los tattie scones, unos pastelitos de harina de papa fritos. En Escocia, cuando los scones se fríen en vez de hornearlos son llamados griddle scones. La tradición de freír los scones es también muy común en Nueva Zelanda.
En este caso, son unos scones salados gracias al aporte siempre irresistible de un poco de queso rallado, que se emparentan lejanamente con nuestros bizcochos criollos.
Ingredientes:
- Harina de trigo leudante 2 tazas
- Huevo 1
- Manteca 80 g
- Queso rallado 3 cucharadas colmadas
- Sal 1 cucharadita
- Leche 7 – 8 cucharadas
- Pimienta blanca una pizca
La preparación no puede ser más sencilla: basta integrar todos estos ingredientes en una procesadora, y trabajar el resultante hasta formar un bollo de masa homogéneo.
El paso siguiente es estirar hasta un espesor de aproximadamente un centímetro, cortar los scones y colocarlos sobre una placa de horno previamente enmantecada.
Cocinar durante 18 a 20 minutos en horno a temperatura media hasta que estén dorados y cocidos en el interior.
Listo, a calentar el agua y disfrutar de estos scones británicos, pero que resultarán irresistibles como la más tradicional de las recetas para acompañar el mate.
Fuente: Fans del mate